El Gobierno de Uruguay pone el foco en la relación de los Médicos con los Laboratorios Farmacéuticos
Desde fin de año, los profesionales deberán explicitar sus relaciones con los laboratorios a la hora de solicitar un medicamento al Estado, con el objetivo de trasparentar los vínculos, y evitar posibles actos “poco éticos” a la hora de solicitar un medicamento al fondo estatal
Desde fin de año, los profesionales deberán explicitar sus relaciones con los laboratorios a la hora de solicitar un medicamento al Estado, con el objetivo de trasparentar los vínculos, y evitar posibles actos “poco éticos” a la hora de solicitar un medicamento al fondo estatal
En Uruguay, a partir
del año que viene los médicos deberán declarar cualquier tipo de relación
con laboratorios, en especial a la hora de solicitar al gobierno un medicamento.
La medida fue adoptada
por el Fondo Nacional de Recursos (FNR), que exigirá a médicos declarar si
tienen vínculo con laboratorios. La iniciativa regirá desde el primer día de
2013, y se busca aportar transparencia al sector salud. La misma incluye dejar
sentado viajes a congresos organizados por laboratorios, profesionales que
recomiendan tratamientos con nombres comerciales, que participan de actividades
financiadas por la industria farmacéutica o que trabajan en Institutos de
Medicina Altamente Especializada (IMAE).
Según una nota
publicada en el diario El País de Uruguay, el FNR “exigirá a los médicos que
soliciten un tratamiento para sus pacientes que declaren si tienen algún
vínculo con la institución donde se realizará el acto médico o con el laboratorio
que provee el fármaco”. Así lo establece el artículo 183 del proyecto de
Rendición de Cuentas. El tema fue incluido al documento por los ministerios de
Salud Pública y de Economía a pedido de la propia dirección de FNR.
"Hay muchas
sospechas e incluso certezas de que hay solicitudes de tratamientos o
medicamentos que tienen un conflicto de intereses por parte de quien
solicita", aseguró al mismo medio el codirector técnico del FNR, Alarico
Rodríguez, y ejemplificó su afirmación: "Si un médico va a pedir que a un
paciente se le haga un cateterismo en determinado IMAE, se tiene que declarar
un conflicto de intereses si él es quien hace el cateterismo en ese centro. Lo
mismos con la medicación. A nosotros suelen pedirnos una marca concreta y si
hay un vínculo con ese laboratorio se tiene que saber".
El funcionario entiende
que declararlo otorga "transparencia al proceso" y aclaró que
"dejar sentado" el conflicto de intereses del profesional no implica
que la solicitud sea rechazada y que el tratamiento no se efectúe. "Es
simplemente jugar con las cartas a la vista", explicó.
Rodríguez afirma que
estas situaciones son "inevitables" en un país con las
características de Uruguay. "Nadie es exclusivo de un trabajo, entonces se
juega el doble rol. Pero el deber ser establece que esas cosas hay que
declararlas. Y eso es lo que queremos hacer", indicó.
En una presentación
realizada días atrás en un seminario de la Junta de Transparencia y Ética
Pública, la coencargada de la Dirección Técnica Médica del FNR, Rosana Gambogi,
opinó que la "existencia de un probable conflicto de intereses no
necesariamente es punible, pero requiere para su resolución en primer término,
la declaración y posterior observación del mismo".
Reconoció también que
el Fondo quiere que los conflictos de intereses se conozcan para "defender
el verdadero fin del ejercicio de la medicina". Durante el año 2011 el FNR
financió 19.349 actos médicos y tratamientos con fármacos. La institución (que
recibe aportes económicos públicos y privados y es administrado por una
Comisión Honoraria) tiene un presupuesto anual de 200 millones de dólares y en
medicamentos invierte 40 millones de dólares.
Según consta en varios
registros, en el mundo los médicos y la industria farmacéutica tienen un
vínculo muy estrecho. La Comisión Parlamentaria de Salud de la Cámara de los
Comunes británica presentó hace unos años un informe sobre la influencia de la
industria farmacéutica en el cual concluyó que "es enorme y se encuentra
fuera de control".
¿Existe un factor económico que lleva a los médicos a "aceptar" las subvenciones que ofrece la
industria farmacéutica a cambio de adquirir nuevos conocimientos para poder tratar
mejor a sus pacientes? Por contrapartida, para la industria, ¿esa inversión es
"redituable"?
Fuente: Mirada
Profesional
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